Darío Oses

Periodista y Magíster en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Chile). Director de la Biblioteca de la Fundación Pablo Neruda.



Dos chilenos: Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura 1971 y Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura 1945

David Alfaro Siqueiros, Pablo Neruda y Diego Rivera.

Pablo Neruda y Juan Rulfo.

Escritor y diplomático (Antofagasta, 1961). Profesor de Historia y Geografía graduado en Diplomacia. Magíster en Relaciones Internacionales y Doctor en Estudios Americanos. Investigador especializado en la dimensión biográfica de Pablo Neruda con importantes artículos y libros publicados tanto en medios nacionales como extranjeros. Uno de ellos, Allende – Neruda, una amistad, una historia, con varias ediciones en español y traducido al italiano por Treccani, una de las editoriales más prestigiosas de Italia. También está en preparación una edición en chino. Una publicación británica lo ha considerado como The world´s leading authority on the letters of Pablo Neruda (Cantalao N° 1, London, Septembre, 2013).


Transcripción video Abraham Quezada

Muy buenas tardes, amigos. Desde la capital virreinal, desde Lima, desde Perú, quiero hacer llegar un afectuoso saludo a la Sociedad de Bibliófilos Chilenos y a la Sociedad Bibliográfica Toscana de Italia, quienes han organizado esta magnífica muestra, primera exposición virtual chileno-italiana “Pablo Neruda: 50 años del Premio Nobel de Literatura 1971-2021”. Y en ese sentido, aprovechar de saludar y también agradecer a las instituciones que han contribuido a ello, en donde destaca singularmente el Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, lugar en el cual yo me desempeño, y en Italia, la Biblioteca del Centro Caprense Ignazio Cerio, lugar que pude visitar y conocer hace algunos años.

Sin duda, esta muestra es una muestra relevante, extraordinaria y, yo diría, hasta entrañable, de Neruda, porque habla del Neruda bibliófilo, una de sus grandes pasiones, del Neruda y sus colecciones en Chile y, finalmente, del Neruda en Italia. Estos tres espacios son espacios muy queridos por el poeta y en donde éste se desarrolló a plenitud.

En su faceta de bibliófilo, por ejemplo, solo contarles dos especies de anécdotas que tuve el privilegio de sacar a la luz en algunos de mis trabajos ya editados. Una de ellas es el intenso carteo que el poeta realiza con el académico chileno Claudio Veliz para que le consiga en Londres, un antiguo y muy valioso libro titulado Travels, Viajes, y cuyo autor es Amasa Delano, en donde en agosto del 63 le dice que está dispuesto a pagar “lo que le pidan” y en noviembre de ese mismo año, es decir, unos meses después, él agrega: ardo de deseos de ver y palpar ese librote. Esta fue una adquisición que finalmente concluyó bien y el poeta recibió el libro. Cuando lo recibió realizó una recepción en Isla Negra con todos sus amigos y estaba inmensamente feliz.

Otra anécdota parecida son sus desesperados e insistentes intentos, a través de sus amigos peruanos, por adquirir un ejemplar original del libro de Flora Tristán, Peregrinaciones de una Paria, ese libro de 1838, en su edición original, en francés. Había otras ediciones en Chile, incluso Ercilla, en los años 40, había publicado una edición y había otras dos más publicadas en distintas partes que perfectamente el poeta podría leer. Pero no, él quería la edición francesa original, y ¿por qué la quería tanto? Porque aparte del sabor del libro antiguo, de oler, de tocar, de palpar, como él dice en una de sus cartas, Flora Tristán contaba su paso por Valparaíso y las patrañas y anécdotas que en esa época circulaban en el puerto histórico nuestro. Por lo tanto, el poeta lo quería en su edición original.

Por lo tanto, esta aportación documental que están realizando ustedes, con tanto esmero, con tanto amor, viene, yo creo, a celebrar con justicia el esfuerzo intelectual de Neruda y su amor por los libros, al tiempo de dar cuenta de su intenso mundo poético en donde todavía hay mucho por descubrir.

Para buena suerte de nosotros los investigadores y estudiosos, el universo nerudiano es un universo en expansión y la contribución que está haciendo la Sociedad de Bibliófilos Chilenos de exponerla muy profesionalmente y de compartirla, que es el fin último que debieran tener todas las personas e instituciones que se dedican a ello, es un esfuerzo realmente notable.

Si el poeta estuviese vivo, sin duda, estaría feliz de esta iniciativa, que ojalá tenga una segunda, una tercera, una cuarta y sucesivas versiones de aquí en adelante.

Para terminar, solamente una reflexión acerca de Neruda y el Premio Nobel.
Ustedes bien saben que el Premio Nobel de Neruda fue el segundo Premio Nobel para Chile y el tercero de América Latina, después del de Mistral el año 1945 y el de Miguel Ángel Asturias en el año 67. Pero Neruda fue candidato a dicho reconocimiento desde fines de los años 40.

En 1964, el poeta se conmovió cuando supo de la renuncia del premio que había efectuado Jean Paul Sartre. En la carta que manda a Estocolmo este filósofo francés, entre otros argumentos dice “yo no soy digno de ganar dicho premio mientras no se lo den a poetas como Neruda”.

Finalmente, el poeta lo obtuvo. Y ¿por qué lo obtuvo? Lo obtuvo, sin duda, por su talento y por su trayectoria. Pero también lo obtuvo por su persistencia, porque fue perseverante, porque creía y estaba convencido que él se lo merecía. Así es que este tipo de muestras, yo creo que dan cuenta de ese universo tan rico, repito, en expansión, que Neruda para mucha suerte de todos nosotros aún sigue brindándonos estas alegrías.

Muchas gracias por la labor realizada, les mando un cariñoso saludo desde Lima. Gracias.


Cantautor italiano, muy querido por el público chileno. Ganó la competición de música popular en el LVI Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar el año 2015.

 Poema 20

Hola amigos, soy Franco Simone, soy un cantautor, pero también soy un grandísimo admirador de la poesía de Pablo Neruda. Además, agregaría que Pablo Neruda es, absolutamente, mi poeta preferido.

Han pasado exactamente 50 años desde la entrega del Premio Nobel a este gran poeta. Los invito a todos a visitar la muestra virtual ítalo-chilena “Pablo Neruda: 50 Años del Premio Nobel de Literatura (1971-2021)”.

¿Qué diría de este poeta? Yo siempre he admirado su originalidad, su gran espiritualidad, que llegaba a ser algo carnal. El siempre supo unir espíritu con erotismo. A veces, parecía poco pudoroso, pero sin llegar a ser jamás indecente o transgresivo. Siempre hay algo que aprender cuando se lee a Neruda. Hoy quise leer algunos versos de su Poema 20, bellísimo:

Ella no está conmigo.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos

árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.”

Este es Pablo Neruda.

Licenciada en Lenguas y Literaturas Extranjeras Modernas por el Instituto Universitario Oriental de Nápoles. Es Bibliotecaria en el Centro Caprense Ignazio Cerio desde 1990.

Ha investigado el tema de los escritores y viajeros ingleses en Capri, publicando también numerosos artículos al respecto. Para el Centro Caprense ha sido la Curadora de las exposiciones “Historia de una isla y una biblioteca”, “El hostal Pagano: una familia, su casa, sus invitados”, “Tres siglos de viajeros en Capri”, “Capri y el mundo en dibujos de Laetitia Cerio “.

Capri, reina de roca

Era una noche oscura de invierno cuando Pablo Neruda y Matilde Urrutia llegaron a la “Casetta de Arturo” en Capri. Edwin Cerio, que les había puesto la casa a su disposición, les dio la bienvenida a la luz de la chimenea.

Unos días antes, el 8 de enero de 1952, el diputado italiano Mario Alicata había escrito una sentida carta a Cerio pidiéndole que acogiera al poeta: “El gran poeta Pablo Neruda está en Nápoles y desea pasar tres meses en Capri para terminar su libro sobre Italia (…) Preferiría vivir en una casa, aunque sea muy pequeña, y no en un hotel o casa de huéspedes (…) Quizás espero no pedir demasiado, ¿podría ver si tiene una o dos habitaciones disponibles en alguna parte? “

Edwin respondió directamente a Neruda, con un simple telegrama de invitación: “Ven, te espero en Capri. Hay una villa, “La Casetta de Arturo” está lista para hospedarte. Allí estarás tranquilo y tendrás la posibilidad terminar tu libro y descansar “.

Los seis meses que pasaron en La isla clandestina, como Neruda llama a Capri, están documentados por el epistolario entre Edwin y Pablo, ahora conservado en Capri en la biblioteca del Centro “Ignazio Cerio”. Dicha correspondencia consta de 14 unidades documentales, principalmente cartas de Neruda, pero también cartas de Mario Alicata, así como las actas de algunas cartas de Edwin y un artículo celebrando la llegada del poeta a la isla: “Estoy esperando su desembarco en un lugar donde no se veía ninguna cortina, de ningún metal, y que sólo tiene sus fronteras en los horizontes de la poesía y la belleza”.

También había una extraordinaria tarjeta de invitación “a beber una copa …” en papel de seda con el rostro de Edwin estilizado, que fue entregada el 25 de marzo de 1952 a los dueños de “la Casetta de Arturo”, tarjeta de invitación que afortunadamente conservaron. La mayoría de las letras están escritas en papel de arroz comprado en China y adornado con elegantes diseños de libélulas, flores y un ideograma: “es mi firma, en chino significa ‘tres orejas'”. Edwin y Claretta Cerio vivían en Villa Lo Studio, ubicado justo enfrente de “La Casetta de Arturo”, ambos estaban en Vía Tragara. Se escribían constantemente y Amelia, la persona que le ayudaba en la casa, actuó como “cartera”. Continuaron escribiéndose también cuando Neruda y Urrutia se mudaron a Via Li Campi, una casita más cercana al centro histórico, pero sin duda sin la impresionante vista que habían disfrutado en Marina Piccola. Aparte de ocuparse de los problemas del día a día y, en ocasiones, de pedir consejo, esas cartas muestran claramente el sentido de la hospitalidad, la coincidencia de intereses, la curiosidad por las colecciones de conchas de Edwin, la serenidad que invadió a la pareja y la inspiración que Neruda encuentra en la belleza natural de la isla.

Las cartas entre los dos también revelan un incidente que corría el riesgo de socavar la relación de estima establecida entre el huésped y su casero. Cerio, al poner su casa a disposición, había establecido la condición de que el poeta, durante su estadía en la isla, dejara de lado su papel de militante comunista. Sin embargo, cuando recibió una llamada telefónica de un chileno que, al llegar a Nápoles, le pidió hablar con Neruda, se preocupó y le escribió al poeta: “Me alegré mucho poner a tu disposición “la Casetta de Arturo”, es parte de la tradición de Capri, de mi familia y de mi pequeño centro cultural honrar a las personas inteligentes y a los intelectuales sin pedirles otro pasaporte que no sea su trabajo (…) en lo que a mí respecta, pero tengo el defecto de no simpatizar con ningún tipo de ideología política (…) por tanto, como no deseo navegar bajo una falsa bandera, les ruego a ustedes y a sus amigos que no vinculen ninguna intención o manifestación política a la hospitalidad que les ofrecí”. El poeta se disculpó por las molestias y aseguró que no se había realizado ninguna actividad política “en cuanto a tu bandera, ya la conocía, una bandera que se eleva con los colores y aromas de tu isla” y le prometió que no habría más problemas. Y así fue.

En la isla no había motivo para encuentros secretos con Matilde, ya que Delia del Carril estaba al otro lado del planeta: finalmente se sintieron libres para amarse, para hacer largas caminatas hasta Anacapri escalando la escala fenicia y para organizar fiestas con sus amigos de Roma y Nápoles. Pablo también ideó una peculiar ceremonia para que el amor que los unía fuera bendecido por la luz de la luna de Capri.

A Cerio, entre otras cosas, le gustaba la naturaleza de la isla y Neruda era para él un interlocutor válido. Por ello, quiso presentar al poeta un fascículo suyo, que en ese momento estaba fuera de edición, sobre el lagarto azul de Faraglioni, que había sido impreso en “papel de Amalfi”. El presente fue muy bien recibido por Neruda.

Al agradecer a su amigo, Neruda lo hizo partícipe de un proyecto que tenía en mente: la publicación de un libro de poemas dedicado a Matilde, Los Versos del Capitán. La tranquilidad y la paz en la isla eran ideales para permitirle terminar su trabajo. Esta colección será publicada posteriormente de forma anónima, por Paolo Ricci, en julio del año 1952, cuando el poeta ya se había marchado a Chile. Se publicó solo en 44 copias fuera del comercio, cada una con el nombre de un suscriptor. Además de Cerio, formaron parte del proyecto, entre otros, Quasimodo, Guttuso, Giorgio Napolitano, Vasco Pratolini Palmiro Togliatti, Luchino Visconti, Giulio Einaudi, Renato Caccioppoli. Repasar hoy esa lista (incluida antes del colofón, al final del volumen), es como leer un capítulo de la historia de este país.

La última carta del poeta a Edwin y Claretta la escribió cuando ya navegaba de regreso a Chile en el barco Giulio Cesare, después de que Scelba no hubiera renovado su permiso de residencia, en ella expresa el agradecimiento de Pablo y Matilde y su afectuoso saludo a sus amigos en Capri, los cuales no iban a ser olvidados tras el regreso a Chile y que serían los destinatarios de amables obsequios a partir de entonces.

Bibliografía:

Portada de Los Versos del Capitán, Napoli, 1952.

Primera edición de Los Versos del Capitán (1952): lista de los 44 suscriptores

1Matilde Urrutia23Paolo Ricci
2Neruda Urrutia24Antonello Trombadori
3Pablo Neruda25Giuseppe De Santis
4Biblioteca Caprense26Ivette Joie
5Claretta Cerio27Vittorio Vidali
6Ilya Ehremburg28Luigi Cosenza
7Elsa Morante29Carlo Bernari
8Vasco Pratolini30Pietro Ingrao
9Giulio Einaudi31Armando Pizzinato
10Jorge Amado32Mario Montagnana
11Mario Alicata33Gaetano Macchiaroli
12Editore Gaspare Casella34Ernesto Treccani
13Nazim Hikmet35Francesco De Martino
14Palmiro Togliatti36Alessandro Vescia
15Luchino Visconti37Angelo Rossi
16Renato Caccioppoli38Giuseppe Zigaina
17Stephen Hermlin39Gianzio Sacripante
18Elvira Pajetta Berrini40Massimo Caprara
19Salvatore Quasimodo41Clemente Maglietta
20Bruno Molajoli42Lino Mezzacane
21Carlo Levi43Gerardo Chiaromonte
22Renato Guttuso44Giorgio Napolitano

Los Versos del Capitán, digitalizados

Carta de Pablo Neruda a Edwin y Claretta Cerio (6 de julio 1962).

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Escritora y guionista. Con Massimo Troisi, escribe varios guiones cinematográficos a cuatro manos. El film “El cartero de Neruda” (1994), fue nominada al Premio Oscar de la Academia, en varias categorías. Como escritora, ha publicado diez novelas, una de las más leídas por el público, es “Da domani mi alzo tardi” (2009).



Neruda en el cine italiano: El Cartero (1994)

Antonio Skármeta escribe “El cartero de Neruda” en 1986 y en 1994 Michael Radford dirige una película basada en el libro que tiene como protagonista a Massimo Troisi. Esta película tuvo 5 nominaciones al Oscar: Mejor Dirección, Mejor Actor Protagonista, Mejor Guión no original, Mejor Producción y la estatuilla la obtuvo Luis Bacalov por la Mejor Banda Sonora.

Tuve oportunidad de conocer a Antonio Skármeta en Italia, en la Feria del Libro de Turín, después de haberlo conocido primero en las páginas de su novela, cuando realicé -junto a Massimo Troisi y Michael Radford- la adaptación cinematográfica. De él, guardo el recuerdo de una persona amable, suave y me pareció que el hombre correspondía perfectamente al artista, que el libro le pertenecía como su serenidad, su sonrisa, su mirada vivaz y el maravilloso idioma en el cual hablaba, pero que no comprendía. De esta manera, fue un encuentro de sensibilidad, de suposiciones, de expresiones del rostro que, sin embargo, me dejó una huella inolvidable.

Nadie mejor que él podría relatar el Neruda privado, llevarnos a su casa de Isla Negra, mostrarla mientras baila con Matilde o cocina con una cebolla en una mano y un cuchillo en la otra, transformando todo en poesía. Seguirlo después en su desencanto frente a la noticia del Premio Nobel, apreciada, pero recibida con modestia, sin auto celebraciones ni vanidad. Nos restituyó al hombre capaz de escuchar a los olvidados, el mismo que llevó con dolorosa empatía la voz del minero, “criatura sin rostro, máscara de sudor, polvo y sangre” que el mismo vio emerger desde las vísceras de la tierra chilena. Un simple cartero no muy culto, pero con una aguda sensibilidad y muchos ideales, gracias a la pluma de Skàrmeta se convierte en el mejor confidente del poeta, el que pide consuelo en el exilio, rogándole que le envíe los sonidos de la isla. Siempre me he preguntado si ese cartero existió alguna vez y, si no, en qué pliegue de la realidad se inspiró el autor para inventar un personaje tan verdadero y creíble.

Massimo Troisi, aguda sensibilidad, alma poética, autor, director, actor napolitano de gran talento, que en Italia es considerado heredero del genio de Eduardo de Filippo, lee el libro y se enamora de él. Precisamente la idea de asomarse a los aspectos menos evidentes del alma del Poeta, poder dar realidad a la vida que se esconde detrás de un verso y, más aún, a la bella pero cegadora luz del premio más prestigioso del mundo, el Nobel, le llevó al deseo de convertirlo en la obra maestra de su propia vida artística y personal. Por supuesto que no podía prever que la película tendría alas tan fuertes que volaría al extranjero y llegaría a los Oscar, pero puso todos los ingredientes para que fuera excepcional: talento, pasión, profesionalismo a lo que el destino sumó una cruz que Massimo abrazó con coraje y determinación. En la película vemos todo, no solo el producto artístico, sino el alma, que aparece desnuda en la pantalla, como si la imagen, el rostro hueco, el cuerpo delgado, fueran solo el medio material de la interioridad inexpugnable que impregna al personaje. “Il Postino” fue la última película de Massimo Troisi: rodó con la última fuerza que le otorgaba un corazón a la espera de un trasplante. Se negó obstinadamente a posponer el rodaje, a interrumpirlo cuando se sentía cansado. Un viernes de junio terminó su trabajo, saludó a todos, tomó la clásica foto de fin de la filmación y dijo “No se olviden de mi”. El sábado por la tarde se quedó dormido y partió.

“Il Postino” parece contener inconscientemente su propio futuro, tiene una sensación de dolor y el fin de las cosas que parte de la ficción de la historia y de la película para continuar en la vida real de manera rotunda. La ficción se confunde dolorosamente con la realidad. Pero en la película no solo hay tristeza, también se rige por las sonrisas y la poesía, los mismos ingredientes del libro, aunque la adaptación requirió muchos cambios. Un cambio de época, de 1973 a 1952, del entorno, de Chile a Italia, de la edad del protagonista que de ser un joven de diecisiete años se convierte en un adulto sin edad, pero con sueños y aspiraciones intactos y puros. Adaptar la novela fue fascinante. Mientras el Cartero, personaje nacido de la creatividad del escritor, dejaba más libertad, Neruda pidió un trabajo que tuviera que ser respetuoso con la grandeza conocida por todos. No siempre fue posible hacer uso de los diálogos de la novela, porque muchos de los elementos que hacen grande al personaje en el papel son narrados y no dialogados. ¿Cómo hacer hablar al poeta en la película sin dejar de estar a su altura? “Confieso que he vivido”, escrito por el propio Neruda en primera persona, fue la solución. Profundizando en las palabras expresadas por el Poeta fue posible construir sus diálogos. El personaje de Mario Jiménez, que en Italia se convierte en Mario Ruoppolo, en la novela tiene la frescura de la juventud, pero encuentra su vivacidad en el talento de Massimo Troisi.

Son muchas las licencias que hay que tomar para transformar un buen libro en una buena película como, por ejemplo, insertar más de un narrador ficticio en la historia y perdonarse a uno mismo. Sin embargo, había en el ‘Cartero de Neruda’ un elemento que realmente era necesario respetar, el poema que al final se entristece por la muerte de Pablo Neruda, ocurrida durante el golpe de Pinochet. Narrador ficticio sí, pero el poeta ciertamente no podía morir con veinte años de antelación. Así, para preservar la sensación de pérdida que impregna el final de la historia, era inevitable que muriera el Cartero y que el pésame que es suyo en la novela fuera en lugar del Poeta: Pablo Neruda, volviendo a la isla donde se desarrollan todos los acontecimientos, descubre que su amigo y confidente se ha ido para siempre. Pero está su hijo, que quedó huérfano antes de nacer y que lleva su nombre, Pablito. Lamentablemente, esa sensación de muerte salió de la ficción y entró en la realidad, con la muerte de Massimo Troisi se creó un vacío verdaderamente insondable para todos los que lo conocimos y para el público que lo amaba. Ver esta película nos consuela y al mismo tiempo todavía nos duele hasta el día de hoy.




Editor.

Como testimonio del vínculo entre Neruda y la editorial, hemos seleccionado la transcripción del discurso con el que el Poeta, el 12 de noviembre de 1970, inauguró la exposición “Homenaje al Libro y a Alberto Tallone”, en la Biblioteca Italiana de Santiago de Chile.   

Homenaje al libro y Alberto Tallone (1970)

Hablando de Gutenberg y de la invención de la imprenta, Lamartine tuvo una bella frase: “La imprenta es el telescopio del alma…”. Telescopio que se nos comunica a nosotros los hombres con el secreto pensamiento del pasado,  con la actividad del presente y el misterio del futuro.

Estos libros que se llaman “de lujo”, que muchas veces tenemos la inclinación de condenar porque parecen ser solo para unos pocos, no obstaculizan en absoluto la difusión libro popular, que se imprime en millones de copias, que recorre todos los caminos y que ingresa a todas las casas y que en su recorrido refleja el gran trabajo errante del pensamiento.

Pero está la tradición del libro hermoso, del bello libro, de la obra perfecta en el libro, como la hay en la pintura y en la escultura. Obra del hombre, a quien muchos y maravillosos artistas han dedicado su vida. Entre estos estuvo Tallone de Italia.

Tallone de Italia, para muchos de ustedes es sólo un nombre; para mí significa muchísimos recuerdos. Le admiré desde antes de conocerlo: sus hermosos libros, su inmaculada tipografía creada por el mismo; como Gutenberg también creó sus copias tipos y nunca pensé que la vida me daría tan alto honor de ver mis obras impresas por el.

Algunos fueron impresos por él mismo. Y así fue que un día recibí invitación suya. Vivía cerca de Turín, “presso Torino”, en Alpignano. Hasta allí llegamos y bajamos del tren con Matilde. Sabía donde estaba la casa, pues el impresor me había señalado: está por este lado de la ferrovía. Llegamos, pero de pronto me sentí confundido, porque no podía ser: había una locomotora con vagones y la locomotora estaba echando humo.  Entonces, le dije a Matilde: “Nos equivocamos, esta es la estación del pueblo”.

No señor! Entre otras cosas, el gran Tallone coleccionaba trenes y había encendido la locomotora para que el humo me indicara su casa desde lejos.

Pasé a la luminosa sala clara donde trabajaba, era un inmenso taller, con una reproducción casi exacta de la imprenta de Gutenberg. Las grandes mesas, las imprentas que pasan de mano en mano, depósitos del fragante papel maravilloso que produce Italia.

Y luego la conversación, con la cordialidad del vino, el blanco vino de la región de Turín. Pero sobretodo su amor por la tipografía, su inmensa vocación de impresor, su dedicación absoluta a cada una de las páginas de sus libros, era eso lo que iluminaba a Tallone y que irradiaba desde el alma.

Aquella luz europea se apagó, aquel humanista nos dejó hace poco tiempo, dejando inconcluso un libro que escribí especialmente para él, La Copa de Sangre.

Bianca Tallone me ha escrito, “Alberto nos ha dejado, pero yo terminaré su libro y continuaré con la imprenta de Tallone en Alpignano. Me siento responsable de este edificio de belleza, de este taller destinado a la calidad”.

Tallone, entre tantos maestros de la tipografía, era el más brillante, el más clásico, el más riguroso, el más exigente. El mínimo defecto era un pecado para sus ojos, una herida imperdonable que resaltaba en la línea impresa.

Algunos de mis libros estaban por seis meses en su oficina, porque un solo acento estaba inclinado de una manera diferente de la que debía tener y debía volverlo a su posición verdadera.

La dedicación, el decoro, la belleza suprema de sus libros son algo impresionante. Imprimió todos los clásicos italianos y muchos de los grandes poetas de Francia, como Ronsard. Pero fue al imprimir los grandes italianos, desde Dante hasta Machiavelo, de todos los ramos de la maravillosa literatura de Italia, en donde él alcanzó su mayor excelencia.

Aquí, pues, dejo entre ustedes un nombre inolvidable para mí, que ahora nos ilumina con su obra.

PABLO NERUDA
Santiago de Chile, 12 noviembre 1970

Pablo Neruda, Enrico Tallone, su padre Alberto Tallone y Matilde Urrutia, en Alpignano, 1967.

Enrico, Elisa y Eleonora Tallone en París.

Entrevista a Alberto Tallone (1966).

Enrico Tallone (2021)

Mirar en Youtube

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Portada del libro.

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Libro publicado en Roma el año 2004

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Interior del libro.

Libro4

El poeta español Federico García Lorca y Pablo Neruda.

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Giuseppe Bellini y Pablo Neruda en Milán.

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Libro Pablo Neruda. Passi in Italia.

Visita a Enrico Tallone y su madre, Bianca Bianconi.

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Locomotora en Alpignano.

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Enrico Tallone y José Goñi, Embajador de Chile en Italia en aquella época (2000-2004).

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El Embajador de Chile en Italia (2000-2004) José Goñi, con Enrico Tallone.

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El Embajador de Chile en Italia (2000-2004) José Goñi, con Bianca Tallone.

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Un largo viaje con el Capitán. Capri, 2004.

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Poster del evento cultural "Un largo viaje con el capitán", realizado en Capri, del 6 al 12 de julio de 2004.

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Programa de las actividades culturales realizadas en Capri, durante la semana dedicada a Pablo Neruda en 2004, con motivo del centenario de su nacimiento.

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Bandera chilena en Via Tragara, donde vivió Pablo Neruda a comienzos de la década del 50.

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El Alcalde de Capri, se dirige a los invitados a la ceremonia. Junto a él, se encuentra el Asesor de Cultura de la Municipalidad de Capri.

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El señor Embajador de Chile en Italia José Goñi, la Agregada Cultural de Chile en Italia Patricia Rivadeneira, Fulvia Trombadori y Giorgio Napolitano, actualmente Senador Vitalicio, fue Presidente de la Cámara de Diputados, Ministro del Interior y Presidente de la República de Italia (2006-2015). También fue amigo de Neruda y uno de los 44 propietarios de Los Versos del Capitán.

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El Embajador de Chile en Italia José Goñi y Fulvia Trombadori, durante el evento cultural dedicado a Neruda.

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